Joaquín Alcalde Vargas es abogado y funcionario de carrera en excedencia, el día de San Isidro, en la misa de las doce, se estrenó como nuevo cura de Dúrcal.
Joaquín Alcalde Vargas es abogado y funcionario de carrera en excedencia del Ayuntamiento de la Zubia, localidad de la que es natural. El nuevo párroco de Dúrcal es nacido, bautizado y criado en La Zubia donde viven su familia y sus amigos y donde ha pasado toda su infancia y juventud. Se ordenó sacerdote el pasado 13 de mayo y tomó posesión, oficiando su primera misa, al día siguiente en la Zubia. El día de San Isidro, en la misa de las doce, se estrenó como nuevo cura de Dúrcal, “y aquí estoy aquí para lo que haga falta. He venido a darme y a estar al lado de la gente que es para lo que me he ordenado sacerdote, así me lo aconsejó mi madre el día de mi primera misa. Me dijo, “tienes que oler a oveja niño”, una frase que el papa Francisco le dedica a los pastores de la iglesia. Y eso es lo que quiero, estar al lado de la gente, que la gente sienta que soy del pueblo, que estoy con ellos para, todo, para la salud, para la enfermedad, para lo bueno y para lo malo, como en las bodas”, bromea el nuevo párroco de Dúrcal y párroco solidario de Villamena junto con el padre Felipe.
Está encantado con el recibimiento que le han dado en su nuevo pueblo de adopción “Dúrcal me ha recibido estupendamente, el día de la toma de posesión, me prepararon hasta una pequeña fiesta de bienvenida. El ambiente de la parroquia de Dúrcal me recuerda mucho al de mi parroquia de la Zubia donde he crecido, me siento como en casa”.
Anteriormente ha sido diácono once meses en la Aplujarra en Capileira, Pampaneira, Bubión, Trevélez, Soportujar, Mecina Fondales, Atalbeitar y Ferreirola. También conoce el Valle de Lecrín donde estuvo de pastoral en Béznar con el recientemente fallecido Don Felipe.
Cuando Joaquín vuelve la vista atrás para explicar por qué se hizo sacerdote asegura que nunca lo habría pensado “si hace unos años me hubieran dicho que iba a ser cura no me lo hubiera creído”.
Este zubiético de 45 años que fue a la EGB y al que le gusta la música de Mecano y Michael Jackson, salir a pasear y hacer senderismo, explica como siempre ha estado muy vinculado a la parroquia de la Zubia junto a su familia. Estudió derecho, porque era la carrera de letras que más salidas tenía, hizo la pasantía para trabajar en un bufete de abogados, pero como no le convenció decidió opositar y obtuvo la plaza como Técnico Jurídico en Administración Local. Tiene una plaza fija en el Ayuntamiento de la Zubia donde estuvo trabajando nueve años.
“Durante los años de carrera, aunque iba a misa, pensaba más en salir y hacer planes el fin de semana con mi pandilla, como cualquier chaval a esa edad, pero algo empezó a cambiar cuando llegó a mi pueblo Antonio Antúnez, un sacerdote que me propuso que me apuntara a un grupo misionero que iban a montar en la parroquia. Aunque sin demasiado entusiasmo, probé y ahí fue cuando esto me enganchó, viajé a la zona norte de Brasil a la misión y descubrí que me gustaba ayudar a los demás”, comenta.
A él no le llegó la vocación de repente, asegura no haber sentido una llamda “yo no he visto ningún resplandor ni rayos ni nada de eso, (ríe), yo soy una persona que interioriza las cosas a fuego lento, como se hacen los buenos pucheros a la lumbre. Empecé a involucrarme poco a poco y a darme cuenta de cosas como que no me veía casado y con hijos como el resto de mis amigos. Me influyó definitivamente el hecho de ver que Antonio era un hombre feliz con una vida plena y pensé que yo también quería tener una vida así”.
Hizo una experiencia en los Agustinos Recoletos de Monachil, pero no le gustó nada la experiencia de ser fraile por lo que animado por el padre Antúnez empezó a acudir al seminario donde realizó la carrera para finalmente ordenarse sacerdote. Una nueva responsabilidad que asume con gran alegría y muchas ganas. Joaquín Alcalde Vargas, el nuevo sacerdote de Dúrcal.